CASA DEL MIGRANTE GUATEMALA
MISIONEROS DE SAN CARLOS SCALABRINIANOS
Con la llegada de los misioneros a Guatemala se empieza a brindar el servicio social de asistencia a los migrantes, sector de la población altamente marginado por la sociedad.
En 1993 y bajo la responsabilidad de los Scalabrinianos se crea el Centro Arqui-diocesano de Atención al Migrante (CAM) en la ciudad capital. Su objetivo es ofrecer atención pastoral y humanitaria a la población migrante interna y externa. En 1999, por petición de la Conferencia Episcopal de Guatemala y en su nombre a través de Mons. Álvaro Ramazzini Imeri Presidente Nacional de la Pastoral de Movilidad Humana, los Misioneros Scalabrinianos asumen la dirección de la Casa del Migrante de la ciudad capital. Desde la creación de las Casas del Migrante en Guatemala y por el trabajo de concientización social realizado, se ha logrado poner en marcha una pastoral integrada para la atención a los migrantes. La población beneficiada son los deportados, refugiados, desplazados internos, retornados, migrantes y otros.
Realidad Migratoria
Guatemala es el “corredor” centroamericano hacia México y Estados Unidos. Es la razón por la que se señala a Guatemala como un país de tránsito, origen y destino de migrantes.
Muchas personas se encuentran desesperadas por la situación que viven tanto en sus hogares como en el ámbito socio-político. Por eso, emprenden la aventura en búsqueda de trabajo que le de mayor estabilidad a su familia. La mayoría se enfrentan a un sinnúmero de riesgos durante el largo trayecto.
IGLESIA Y PASTORAL MIGRATORIA
En Guatemala los Misioneros Scalabrinianos desarrollamos un acompañamiento eclesial, pastoral, ministerial y vocacional en comunión con la iglesia local. Muchos son los deportados o migrantes que se hospedan en nuestro hogar, quienes enriquecen nuestra labor con su presencia y la ennoblecen con la veracidad de sus dolorosas historias. La primera misión específica está con la Pastoral de Movilidad Humana, a una comisión de la Conferencia Episcopal Guatemalteca. Consiente del alto flujo migratorio, la Iglesia Guatemalteca ofrece atención pastoral a la población migrante. En la ciudad capital existen dos espacios donde desarrollamos esa misión. Uno es el Centro Arquidiocesano de Atención al Migrante-CAM-, sede de apoyo solidario con quienes transitan por territorio nacional. El CAM cuenta con un banco muy rico en publicaciones y videos. Existen, además, nexos con otras instituciones que le permiten desarrollar una labor amplia.
La casa ofrece un espacio de hospitalidad y tranquilidad, respetando el drama personal como forma de mitigar el sufrimiento causado por la migración forzada. Los esfuerzos por aliviar el dolor humano de miles de migrantes son constantes. Sin embargo, en ocasiones el esfuerzo parece infructuoso dada la situación social compleja que vivimos y las grandes necesidades.